Monday, January 16, 2006

HIERBA.

Necesito que me digas que nada ha sido un sueño,
que en los prados que pisaste
fresca hierba ha crecido,
que aquel cielo azul se tornó en tormenta
celoso por no poder competir con el color de tu mirada.

Sé muy bien que no fue un sueño,
que no he confundido tus guiños con luceros distantes,
ni tu sonrisa con ese cuarto de luna
que, cada noche, se empeña en visitarme.

Yo lo sé, y también,
que el viento existe porque tu pelo
pidió a Dios una mano plena de caricias,
que el río fluye para aliviar el calor
del agua que emana de tu cuerpo
para acariciar tu piel,
Que el fuego brota cuando tus pies heridos
necesitan que se les conforte
para hacer huir al frío,
igual que el niño que no se siente querido huye.

Sé también que la tierra le ha exigido tiempo al tiempo
para poder cultivar el más hermoso lecho de flores,
y al invierno un soplo de aire fresco que las cuide,
por si un día decides descansar.

Siempre te he pedido
que si ese día llega me lleves contigo,
porque sin ti la noche es oscura,
y no quiero esperar solo.

Ni ver solo cómo crece la hierba que un día pisaste,
sin poder secar tus pies mojados con mis manos,
ni darles calor con mi aliento, como hacíamos antes,
mientras esperábamos junto a la chimenea
la venida de una taza de té.

1 Comments:

Blogger Elisabeta said...

nada fue un sueño.

26/2/06 3:49 AM  

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